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Este libro es el testimonio de una mujer que fue torturada y esclavizada sexualmente durante 112 días, en 2001. Linda Loaiza fue rescatada y conoció otro horror: el de la impunidad institucional. Veinte años después entrega su testimonio. Se convierte -probablemente- en el reflejo de muchas mujeres venezolanas que padecieron tortura, esclavitud sexual e intento de asesinato. Más de 100 horas de entrevistas con Linda Loaiza López, sus familiares y otras personas cercanas al caso, necesitó Luisa Kislinger, activista de los derechos de las mujeres, para escribir este libro. También desarrolló una investigación documental de los dos procesos legales en Venezuela, estudió el caso ante instancias internacionales y leyó innumerables artículos de prensa. Así logró armar una historia que eriza la piel y que parece imposible de haber ocurrido, por su crueldad y primitivismo, en los albores del siglo xxi. Todo lo que parece imposible en esta historia es cierto. El hijo de un matrimonio de intelectuales venezolanos, escritores y funcionarios públicos, Luis Antonio Carrera Almoina, se convierte en el verdugo que secuestra, viola y mutila a la joven que llegó del interior a Caracas para iniciar sus estudios de Veterinaria en la universidad. No era la primera vez que agredía a una mujer. Pero esta vez su víctima, a quien dio prácticamente por muerta, logró escapar y salvarse, solo para conocer la otra cara de la violencia institucional venezolana. Los fiscales, los jueces, los funcionarios públicos, intentaron callar sus denuncias y minimizar los hechos. Una red de complicidad intentó ocultar una verdad atroz. Lo que nadie se esperaba es que Linda Loaiza López desarrollara en su padecimiento la fuerza para salvarse, confrontar a su verdugo y enfrentar a un sistema cómplice y corrupto que eligió no creerle. Hoy es una mujer que estudió Derecho y que tiene una historia que contar: la de su descenso al infierno y de cómo revivió para buscar justicia.